Теоретическая грамматика испанского языка: морфология
2. Clasificación de los numerales

Las gramáticas suelen distinguir en las lenguas los numerales cardinales, ordinales, quebrados, múltiples y colectivos.

Cardinales

Indican el número sin asociarlo a ninguna otra idea. Ya hemos dicho que los numerales cardinales muestran su valor adjetivo: tres libros, diez árboles, etc. Debido a este carácter determinativo no se posponen nunca al sustantivo. Pero su función determinativa se caracteriza por una particularidad fundamental: cambian el número del sustantivo. Pero sin aplicarse a lo que se cuenta los numerales cardinales son verdaderos sustantivos del género masculino: doscientos dividido por cincuenta igual cuatro. Su género gramatical lo determina el género del sustantivo número que es el nombre del concepto general. Los cardinales simples, a excepción de uno y de las centenas carecen de variación genérica.

La forma uno suele referirse a los pronombres indefinidos, artículos o numerales. Es numeral cuando se contrapone a otro de mayor valor numérico, explícito o implícito: Más vale un toma que dos te daré.

Cuando los numerales cardinales se sustantivan, se trata de verdaderos sustantivos: un seis que parece una b, un ocho horizontal es el signi del infinito, el número 44 se escribe con dos cuatros, etc. Tales son ciento, mil, millón. En este caso después de los numerales sustantivados siempre sigue la preposición de: cientos de habitantes, miles de hombres, millones de estrellas. La forma apocopada cien se refiere sólo a la clase de numerales, mientras que la forma ciento puede sustantivarse: cientos de libros. El numeral ciento se emplea en la forma apocopoda delante de los sustantivos y delante de los numerales mil y millones. Pero a veces ambas formas son sinoníminas: cien por cien, ciento por ciento.

La palabra millón se considera numeral sólo en los numerales compuestos: seis millones quinientos sesenta y tres. En los demás casos es sustantivo: un millón de habitantes, dos millones de kilómetros.

Ordinales

Señalan el orden en que concebimos colocadas las personas o las cosas. Los ordinales se combinan con los mismos morfemas que los adjetivos. En español se anteponen o se posponen ala sustantivo a diferencia de los cardinales que reusan la posposición: la tercera jornada, a primera vista, la cuarta dimensión, la dimensión cuarta, etc. Se emplean casi siempre como adjetivos en construcción atributiva. Con los pronombres personales van pospuestos: Juan, a juzgar por las posiciones de ellos dos, debía de continuar sentado

Los numerales ordinales son los más usados desde primero hasta décimo: el capítulo segundo pero el capítulo dieciseis; la segunda representación de Tosca pero la ciento cincuenta representación. La lengua hablada y frecuentemente la literaria evita el uso de los oordinales. Se conserva su empleo en el estilo oficial de la prensa, cuando se trrata de las fechas solemnes, congresos, conferencias, etc.: el centésimo aniversario, el congreso vigésimo segundo, etc. El uso, sin embargo, aparece fijado en muchos casos: Alfonso diez o décimo, pero Alfonso doce; el primero o el uno de julio, pero el diez de julio.

Los numerales ordinales se sustituyen frecuentemente por los cardinales para indicar el mes, año, siglo y también el número de los capítulos, páginas, párrafos, etc. después de 10. En este caso se realiza la transposición, pues el cardinal cumple la función del ordinal: el batallón dos, el capítulo cuatro, la página ocho.

Como adjetivos, los ordinales poseen morfemas de número y de género. Pero el plural es de uso poco frecuente: Nunca segundas partes fueron buenas. Se exceptúa primeros, primeras: en los primeros días de julio, mis primeras letras.

No tienen relación etimológica con los numerales los adjetivos último, postrero, trasero, etc., pero funcionan como los ordinales presuponiendo semánticamente cosas o personas colocadas en un lugar de una serie ordenada.

Quebrados

Los quebrados o fraccionarios se expresan lingüísticamente con dos numerales: un cardinal que designa el numerador, y un ordinal (de tercio a décimo) que designa el denumerador. De formación análoga son los quebrados decimales. Para los restantes el denumerador se expresa por formas derivadas con el sufijo -avo: dos quintos, cinco centésimos, tres onceavos.

Se emplean también como adjetivos agrupados con el nombre sustantivo parte, en concordancia femenina: dos cuartas partes, una octava parte. De estas construcciones procede el empleo de los quebrados en su forma femenina: veinte grados y dos décimas sobre cero.

El numeral quebrado medio se emplea como adjetivo agrupado, a diferencia de los demás quebrados, con sustantivos de varia significación: medio kilo, media naranja, medio Madrid.

Múltiples

Indican la multiplicación por el cardinal correspondiente: doble (duplo), triple (triplo), cuádruple (cuádruplo), quíntuplo, séxtuplo, etc. Su uso es muy reducido. Pueden emplearse como adjetivos (letra doble, triple alianza) o como sustantivos (saber el triple, parecer el doble de grande).

Colectivos

Algunas gramáticas analizan los numerales colectivos que son ya nombres sustantivos y representan como una sola unidad un número determinado: par, dúo, ambos, trío, terceto, cuarteto, quinteto, sexteto; y también los derivados con el sufijo -ena: decena, docena, quincena, veintena, etc.