Las interjecciones pertenecen también al grupo de palabras invariables. Las interjecciones no son palabras conceptuales, tampoco son palabras de relación. No desempeñan ninguna función dentro de la oración, ni como elementos de la misma, ni como simples relacionantes. No entran en relaciones sintácticas con otras palabras y pueden representar de por sí una oración independiente. En muchas gramáticas las interjecciones se excluyen de las partes de la oración, pues son palabras que tienen un valor equivalente al de las oraciones. Son palabras destinadas a ser empleadas exclusivamente en un determinado tipo de oraciones, como son las exclamativas.
La procedencia de las interjecciones es muy varia. Todas las partes de la oración pueden contribuir a formarlas. Vemos interjecciones que son nombres: canario, caracoles, cuidado, diablo, fuego, cáscaras, etc. Otras son adjetivos: bravo, magnífico, soberbio, bueno. Pueden ser verbos: calle, anda, oiga, sopla, vaya, mira. Además las interjecciones pueden proceder de los adverbios: abajo, arriba, aquí, cómo, adelante, ya. La base de las interjecciones la constituyen también pronombres (qué) y hasta conjunciones (pues).