Теоретическая грамматика испанского языка: морфология
2. Clasificación de los pronombres

Distinguiremos los personales, posesivos, demostrativos, relativos, interrogativos, indefinidos.

Personales

El término personal no se opone en este caso a lo no personal en el sentido en que persona se opone a cosa, sino que alude a las palabras del discurso, es decir, al diferente papel que personas y cosas desempeñan en el acto de la palabra. La persona que habla – yo – aparece como punto céntrico del discurso, y se llama primera persona; la que escucha – tú – se llama segunda persona. Todos cuanto no es yo ni es tercera persona, en que se incluye todo aquello – personas o cosas – de que se habla. Las formas yo y no diferencian el género. En cambio, la tercera persona tiene forma masculina (él), femenina (ella) y neutra (ello). La forma neutra ello no se refiere a ninguna persona o cosa determinada, sino se refiere a conjuntos de cosas, de ideas complejas: No pienses en ello. El pronombre ello se encuentra en decadencia en la lengua hablada y se conserva en la literaria.

La forma usted, usada para la segunda persona de respeto es el último grado de la evolución de vuestra merced. A pesar de representar a una segunda persona, gramaticalmente funciona como tercera.

Los términos que representan estas tres personas del discurso tienen morfemas de número. Pero la interpretación semántica de estos plurales no es igual en todos los casos. Hay que tener en cuenta que las formas nosotros y vosotros no representan una auténtica pluralidad del yo y del . Nosotros no es igual a yo + yo + yo; asimismo vosotros no es igual a + + .

Algunas particularidades del empleo

Plural mayestático. La forma etimológica nos en vez de nosotros, nosotras se conserva como arcaísmo en algunas zonas. Con el valor de yo se usa por los monarcas o los obispos: Nos estamos satisfecho.

Vos ceremonioso. El vos ceremonioso o de respeto aparece en discursos diplomáticos: Vos, señor Embajador, sed bien venido.

Plural de modestia. El nosotros periodístico, que es un plural de modestia, se usa en reportajes, entrevistas, etc.

Voseo. Vos, con valor de la segunda persona de singular es una forma de tratamiento que se conserva en extensos territorios americanos. Este fenómeno ha recibido el nombre de voseo. El uso de tradicionalmente en la América Latina se denomina como tuteo. En cambio, en España esta palabra carece de dicho significado terminológico y significa sólo el empleo de en oposición a la forma de respeto usted. En los territorios de voseo la forma del plural vosotros se sustituye por ustedes, que pierde su valor de tratamiento de respeto y se emplea en el estilo familiar e íntimo igual que en el estilo oficial.

Hay dos variantes de voseo. La variante argentina se caracteriza por el siguiente paradigma verbal (en el presente de indicativo): vos cantás, vos comés, vos vivís. Para Chili, Aragón y algunas otras zonas es característico otro paradigma: vos cantaís, vos comís, vos vivís.

Pronombre enfático. En español el empleo de pronombres personales en muchas ocasiones es enfático: Sal tú primero, pues nosotros no conocemos el camino; Porque él está lejos y yo vivo aquí. Como regla son los personales de la primera y la segunda persona en los casos cuando la forma del verbo refleja claramente la persona, debido a lo cual el uso del pronombre, según la norma académica, es excedente.

Declinación del pronombre personal

El analitismo del español se demuestra en la duplicación de los pronombres latinos en formas fuertes (tónicas)y débiles (átonas) en la declinación. Distinguimos el caso nominativo, preposicional, acusativo y dativo del pronombre personal. Los dos primeros casos sólo se diferencian entre sí en el singular de los pronombres de primera y segunda persona: yo – mí, conmigo; tú – ti, contigo. El acusativo y el dativo sólo se diferencian entre sí en el pronombre de tercera persona, singular y plural:

Número Género Caso acusativo Caso dativo
Singular m lo, le le (lo)
f la le (la)
Plural m los, (les) les (los)
f las les (las)

Las formas le, lo y la ofrecen cierta confusión en su uso. El acusativo, sing.m. tiene dos formas: lo y la. La primera la etimológica y corresponde a objetos inanimados. La segunda forma, no etimológica, actualmente corresponde a objetos animados. Tal empleo de la forma átona le (leísmo parcial) corresponde a la norma de la lengua española. Pero a veces desaparece la diferencia entre objeto animado e inanimado en el empleo exclusivo de le para ambos casos, lo que no se acepta como la norma. La cuestión del leísmo ha suscitado discusiones desde hace mucho tiempo entre los gramáticos españoles. La Academia transige con el empleo de le como acusativo masculino de personas, a diferencia de lo, que es acusativo de cosa. Según esto, la oración Busco a Juan y no lo encuentro puede expresarse diciendo Busco a Juan y no le encuentro. En cambio debe decirse precisamente Busco un libro y no lo encuentro. No prospera tanto el acusativo plural les como el singular le. Así, pues, es más usada la forma los en todas las ocasiones.

También se han producido alteraciones en el dativo. En el habla familiar se admite el laísmo (la sustitución de le normativo por la) y el loísmo (la sustitución de le por lo). El laísmo caracteriza, por ejemplo, el uso madrileño en todas las clases sociales: La regalaron una bicicleta (a ella). La Academia lo ha condenado como vulgar, mientras que el loísmo se siente en todas partes como extremadamente vulgar: Lo pegaron una bofetada.

Colocación de los pronombres átonos. Con imperativo, gerundio e infinitivo el pronombre es necesariamente enclítico, es decir, pospuesto a la sílaba (palabra) tónica: dame, diciéndote, buscarlo. Con los demás formas verbales los pronombres pueden ser enclíticos o proclíticos (antepuestos al elemento tónico): me dijo – díjome, me parece – paréceme. Sin embargo, la posposición hoy pertenece exclusivamente al estilo literario.

Pronombre reflejo se

El pronombre reflejo o reflexivo es el pronombre de tercera persona que adopta, para singular y plural, las formas especiales (acusativo y dativo – se, caso preposicional – si, consigo): se lava a sí; se va: se adivinan las intenciones; se vive mejor. Para las demás personas sirven los pronombres personales: me lavo nos arrepentimos, os vais.

Puede expresar el valor reflexivo (se lava), recíproco (se saludan), intransitivo (se dirige a la ciudad), impersonal (anoche se habló de tí), unipersonal (no se puede), pasivo (se construye una casa). Admite, además, una modalidad estilística de su empleo que se llama dativo de interés o dativo ético, por el cual se expresa la participación sentimental que el sujeto de la oración toma en el cumplimiento de la acción: él se compró una casa; se comió un pastel, etc. La misma intervención afectiva, emocional del sujeto en el hecho pueden expresarla los pronombres átonos personales: te fumaste un habano; nos quedamos en casa. Por esa tendencia estilística algunos verbos reciben en el habla familiar el empleo reflexivo tradicional: comerse, fumarse, morirse, quedarse, etc.

Posesivos

La palabra posesivo es un término convencional, pues tiene muy variadas significaciones: nuestro dinero, nuestro amor, nuestro padre, en nuestra busca (nos buscan), nuestra marcha, etc.

El término posesivo no debe entenderse, pues, como una posesuión en el sentido estricto de la palabra. Se trata de personas, cosas, ideas que se hallan en una relación especialmente estrecha con el poseedor.

Igual que los personales, los posesivos también distinguen personas (1, 2 y 3: mi, tu, su, nuestro, vuestro, su). Existen las formas sustantivas (mío, tuyo, suyo) y las adjetivas (mi, tu, su). Pero las formas el mío, el tuyo, etc. también pueden colocarse detrás del sustantivo, con un valor, entonces, absolutamente adjetivo: libros tuyos, padres míos. Pero el artículo aparece sólo antepuesto a las formas plenas sustantivadas.

Estos pronombres distinguen en la posesión que el poseedor sea uno o varios, que lo poseído sea una cosa o varias, y, por fin, que lo poseído sea un objeto masculino o femenino. Obsérvese que dentro de cada persona gramatical hay excepciones respecto lo dicho: mi casa – nuestra casa, pero indistintamente, su casa; nuestro hijo – nuestra hija, pero su hijo (o hija). Para evitar la ambigüedad que resulta en el empleo de su, suyo suele sistituirse el posesivo por las fórmulas preposicionales de él, de ella, de ellos, de ellas, de ello: Miraba su propio retrato en los ojos de él.

Demostrativos

Expresan la determinación del objeto; por eso son sinónimos del artículo determinado. Se caracterizan, como indica su propio nombre por la función mostrativa o deíctica. Esta función consiste en apuntar hacia un objeto, indicarlo sin nombrarlo. La significación de este pronombre depende de cada caso concreto y por lo tanto es claramente ocasional.

Indican la determinación local (esta casa, aquella ciudad), temporal (este año, aquel mes) y la posición del elemento en el discurso: Mi amigo tiene una hermana y si ésta es buena, aquél es envidioso (éste corresponde al último, aquél al primero).

Igual que los personales y posesivos, distinguen las personas gramaticales:

En los demostrativos algunos incluyen tal, tanto y mismo, que indican la semejanza: Tal libro no me conviene; Este cuadro es del mismo pintor; Tal suele ser la muerte cual ha sido la vida.

En cuanto a la palabra mismo hay que aclarar que muchos gramáticos no la incluyen en los pronombres, porque carece de la función deíctica y anafórica de los pronombres. Se asocia siempre, sin embargo, a palabras de naturaleza pronominal, lo que se debe a la curiosa particularidad de unirse como atributo a los pronombres personales o reflexivos: yo mismo, nosotros mismos, para ella misma, consigo mismo,etc.

Relativos

Se caracterizan por el papel sintáctico: sirven como nexos de subordinación para formar diferentes tipos de oraciones subordinadas, siendo el único medio gramatical de formar oraciones subordinadas relativas: El libro que me has dado es muy interesante. Siempre van inacentuados.

La significación de los ralativos es una palabra o grupo de palabras que se han mencionado antes, que constituyen el llamado antecedente. La función de estos pronombres es anafórica.

Los relativos ofrecen formas simples (que, quien, cuyo, cuanto) y otras compuestas (el que, el cual). Si las formas simples suelen ir inmediatamente detrás del antecedente (La casa en que vivo), las formas compuestas se emplean después de palabras o una oración entera intercalados (Ayer hablé con la hermana de tu amigo, la cual había vivido en Madrid).

Los relativos ofrecen también formas adjetivas del pronombre cuyo, mientras que todas las demás son sustantivas.

Que. Es invariable y puede referirse a uno o a varios antecedentes de persona o cosa. Cuando el relativo que es complemento indirecto se emplea con preposiciones: Tenemos ahora muchos problemas en que hemos de pensar; Al día siguiente me enteré de la hora a que llegaba el tren. Si el pronombre que es complemento directo y se refiere a la persona, se emplea sin preposición: La muchacha que encontré en la calle me mostró el camino.

Cuando el antedecente expresa circunstancias de tiempo o lugar que se usa con o sin preposición: Se pasaron quince días en que no la vimos; En el lugar que fue fundada Roma, no se veían más que colinas desiertas y dispersas cabañas de pastores; un domingo que había feria en el pueblo Pedro volvió a ver a Paulina.

Quien. Equivale a el que. Se emplea únicamente con personas o cosas personificadas, tiene la forma del plural quienes. Cuando tiene antecedente expreso, puede ejercer cualquier función sintáctica, emplearse con preposición o sin ella; pero no puede ser sujeto de una oración especificativa. Esto quiere decir que no podemos construir la oración, como La señora quien ha entrado o El joven quien me escribió. Pero puede ser sujeto de una explicativa: Las gentes celebraron a Pan, quien en mar y tierra obró luego mayores prodigios.

Si no lleva antecedente expreso, tiene los empleos generales de los demás relativos. La Academia establece que quien con el antecedente implícito en el relativo de generalización no se usa más que como sujeto o predicado de la subordinada: Quien canta, su mal espanta; Pedro fue quien me enteró de la noticia.

Otros relativos expresan una noción de cualidad (cual), de cantidad (cuanto) o de posesión (cuyo).

Cual. Se usa como relativo equivalente a que cuando va precedido del artículo: el cual, la cual, lo cual, los cuales, las cuales. El relativo cual tiene sentido explicativo y sustituye el que en las oraciones explicativas: Los estudiantes, los cuales estaban lejos, no oían la explicación del profesor. En las especificacativas esta sustitución es imposible.

El relativo cual sustituye al que en los siguientes casos.

  1. Cuando el relativo está alejado de su antecedentes, el empleo de el cual es más expresivo que el de que, porque éste por carecer de género y número, no se enlaza con su antecedente con tan claridad como el primero: Entraron dos máscaras, cuando la fiesta estaba en todo su apogeo, las cuales llamaban la atención por la vistosidad de sus disfraces.

  2. Hay gran vacilacvión en el empleo de que precedido de preposición, y la tendencia es sustituirlo por el cual.

    Existen entendimientos para los cuales es inútil argumentar con razones. Esta sustituición es más frecuente cuando las preposiciones son bisílabas o locuciones equivalentes a una preposición (entre los cuales, por encima del cual, sobre los cuales, etc.) y muchos menos frecuente cuando la preposición es monosílaba (en que – en el cual, sin que – sin el cual, por que – por el cual).

  3. El cual sustituye que para evitar la ambigüedad si en la principal hay dos o más sustantivos: Dirigióse sólo al menor hijo de la venerable señora, el cual no se atrevía a contestarle.

Cuanto. Sus únicos antecedentes posibles son todo, tanto o un sustantivo acompañado de todo o tanto: Le di todo cuanto tenía; Vinieron tanbtos cuantos cabían en el coche. Al igual que quien este relativo puede tener envuelto su antecedente: Perdí cuanto había ganado.

Cuyo. Conserva del latín el doble valor y posesivo. A diferencia de los demás relativos que concuerdan con el antecedente, concierta en género y número con el nombre de la cosa poseída. En la actualidad se usa casi exclusivamente como en nexo entre dos sustantivos que relaciona: antecedente y cosa poseída, aunque pueden interponerse otras palabras y frases: Ese monte pertenecía a los templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río; Vimos una casa al parecer antigua, cuya puerta estaba emtornada.

Adverbios relativos. Los adverbios donde, como, cuando pueden sustituir a los pronombres relativos que y el cual, introduciendo una subordinada relativa: El lo recordó en el momento, cuando todos le juraron lealtad; Subió en el ascensor de jaula, de donde se veían las calles luminosas de Argentina y Guatemala; Estaban de acuerdo sobre la manera como había de entablarse la demanda.

Interrogativos

Son los que sustituyen a un nombre de persona o de cosa que por el momento se ignora. Lo que los distingue frente a los demás pronombres es el hecho de que sirven como instrumento a la función apelativa del lenguaje. Apuntan al nombre de la persona o cosa inquirida mediante la pregunta.

En lo esencial, los pronombres interrogativos no son diferentes por su forma de los relativos. Pero su repertorio es más reducido. Quedan fuera las formas compuestas el cual, el que. Por otra parte, los interrogativos, a diferencia de los relativos, poseen acento de intensidad, señalado con la tilde. Los interrogativos son: qué, quién, cuál, cuánto, cúyo. La forma cúyo para preguntar por el poseedor está anticuada y se sustituye por ¿de quién?: ¿De quién es esta casa?

Los interrogativos se emplean en la interrogación directa o indirecta: ¿Cuántos aviones han pasado?; Ya sabes qué colina digo. Algunos interrogativos pierden todo sentido de pregunta para em,plearse como exclamativos en frases cargadas de afectividad: ¡Qué chico más tonto!; ¡Cuánta gente!; ¡Qué soberbia! Pero el repertorio de los pronombres interrogativos con función exclamativa se reduce considerablemente. Dejan en general de emplearse quién, cuál, cúyo y el pronombre sustantivo qué.

Indefinidos

Sustituyen a una persona o cosa no bien concreta o cuya determinación no interesa a los interlocutores. Pueden actuar exclusivamente como pronombres sustantivos (alguien, quienquiera) o indistintamente como sustantivos y adjetivos (alguno, uno). Entre otros caracteres comunes a todos los demás pronombres podemos mencionar su función señaladora. Algunos de ellos se agrupan frecuentemente en la anáfora con otros pronombres: Se sentaron uno frente de otro; Nos sentíamos enemigos el uno del otro; Dos señoritas rusas, escritoras, una de ellas hombruna.

Los indefinidos pueden tener variaciones de género y número (uno, alguno, otro, cierto, mucho, vario, poco, ninguno, todo), sólo de número (cualquiera, quienquiera) o pueden ser invariables (alguien, nadie, nada, cada, demás, más, menos). La forma quienquiera y el neutro uno son hoy de empleo exclusivamente literario: Uno, el pan nuestro de cdada día; otro, la golosina.

En su función adjetiva el indefinido un recibe la denominación gramatical de artículo indeterminado: un hombre, un libro. La situación es diferente cuando la forma del plural unos, unas adquiere el valor cuantitativo estableciendo ciertos contrastes semánticos con el artículo: Pasaron unas noches en el castillo.

La denominación de cuantitativos suele aplicarse a los indefinidos que designan un número indeterminado de objetos o un grado indeterminado de algo: mucho, poco, bastante, demasiado, todo, más, menos. Los identificativos señalan identidad o semejanza: mismo, otro, propio, tal, los demás. Los existenciales simplemente afirman o niegan la existencia de algo: alguno, ninguno, uno, cierto, alguien, nadie, algo, nada, cada, cualquiera, quienquiera. En muchas ocasiones las formas positivas y las negativas son intercambiables, asociadas, por consiguiente, a una misma clase de palabras: sin esperanza alguna, sin ninguna esperanza.

Sustantivos idefinidos. Son nombres propios ficticios Fulanop, Zutano y Perengano. Designan personas cuyo nombre se ignora o se calla. Se usan para indicar sin nombrar a una persona indeterminada. El orden es riguroso. Así que Perengano se usa después de los otros tres nombres: Me dijo que despreciaba a Fulano, Zutano, Mengano y Perengano.