5. ЛИТЕРАТУРА XVII ВЕКА: БАРОККО

5.1 Историко-идеологические причины кризиса Ренессанса

5.2 Идейная и стилевая специфика испанского барокко. Основные черты эстетики барокко. Многообразие течений в испанском барокко: консептизм и культеранизм

5.3 Кеведо как крупнейший политик и публицист. Основные художественные произведения Кеведо. Место Кеведо в истории плутовского романа и особый характер «Бускона» как произведения барочной прозы

5.4 Творчество Луиса де Гонгоры-и-Арготе

5.5 Лопе де Вега и создание национального испанского театра

5.6 Драматургия Педро Кальдерона де ла Барки

5.7 Бальтасар Грасиан. Эстетико-литературные, социальные и историко-литературные трактаты. Философско-аллегорический роман «Критикон».

Antes de comenzar, vamos a comentar un cuadro que refleja muy bien el espíritu de la época. Se trata de El sueño del caballero, de Antonio de Pereda. Es una obra deque pertenece al género de la vanitas (en latín: “vanidad”). Las pinturas de este género están llenas de símbolos que tratan de mostrar la insignificancia de todo lo que pertenece a este mundo, en comparación con la vida eterna que nos espera tras la muerte.

En este cuadro el autor trata de transmitir la idea de que todo lo que poseemos en este mundo carece de importancia y es como un sueño, ya que nada podremos llevar con nosotros en el momento de la muerte. El caballero, en efecto, no sueña con el ángel, sino con todo lo que hay encima de la mesa: con los placeres, el lujo, el poder, el dinero. Pero todo esto desaparecerá el día que él muera, y se quedará a solas con su alma. El ángel no es un sueño, es real, y trata de advertir al caballero de que prestar demasiada atención a las cosas de este mundo no es sabio, porque el tiempo pasa rápidamente, la muerte puede llegarnos en cualquier momento y debemos cuidar de nuestra alma para conseguir la vida eterna.

Religiosidad cristiana, trivialidad de las cosas que la vida nos ofrece, obsesión con el paso del tiempo, la vida como sueño y la muerte como despertar del alma a la verdadera vida, a la vida eterna; y todo ello delante de un fondo oscuro, lleno de sombras que parecen estar a punto de devorarlo todo… Como veremos, la época del Barroco se caracteriza por todas estas cosas y muchas más. Es una época de crisis, en la que fracasan muchas de las ilusiones que se hicieron los humanistas del Renacimiento. Una época de grandes decepciones, profundo pesimismo y fuerte religiosidad. Pero también una época en la que brillaron grandes artistas y escritores, hasta el punto de ser denominada el Siglo de Oro de la literatura española. El contraste entre la crisis política, social y económica y la extraordinaria producción artística y literaria hacen de esta época un episodio fascinante de la historia de España.

Durante el siglo XVII son tres los reyes que gobiernan en España: Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Se les denominan Austrias menores en oposición a los Austrias mayores, Carlos I y Felipe II, bajo cuyo gobierno España alcanzó, en el siglo XVI, categoría de potencia mundial. En aquella época todos los poderes estaban centralizados en la figura el rey (forma de gobierno denominada “absolutismo monárquico”), pero su acción política se caracteriza, en general, por un gran desinterés por los asuntos de estado. Prueba de ello es la aparición del valido, es decir, de un hombre de confianza del monarca en el cual este delega las tareas de gobierno. El Duque de Lerma y el Conde-Duque de Olivares, por ejemplo, fueron validos que acumularon un gran poder durante esta época, y en muchas ocasiones utilizaron ese enorme poder en su propio beneficio, y no en el del país, que poco a poco fue cayendo en la decadencia económica y militar.

En efecto, el poderío que España había alcanzado a lo largo del siglo XVI no pudo ser conservado en el siglo XVII: las continuas guerras, junto a otros factores, como malas cosechas o epidemias, fueron la causa del empobrecimiento de la península, que debía afrontar el mantenimiento de lejanas y costosas operaciones militares. Los recursos llegados de América no ayudaron al enriquecimiento de la península, ya que estaban de antemano destinados a pagar las considerables deudas que los monarcas contrajeron con banqueros europeos para sufragar el constante esfuerzo bélico. Además, durante este siglo los piratas ingleses atacaban con frecuencia los barcos españoles que regresaban de América, por lo que parte de esos recursos se perdían por el camino.

En resumen: el siglo XVII marca el comienzo de la decadencia a todos los niveles de un imperio, el español, que culminará a finales del siglo XIX, con la pérdida de las últimas colonias americanas.

Situación social

Podemos seguir hablando de cuatro clases sociales:

La nobleza conserva sus privilegios –como por ejemplo, la exención de pagar impuestos- a lo largo de este siglo. Los nobles viven de la política y de sus tierras, e intentan reforzar su posición a la sombra del monarca absoluto. La nobleza, junto al clero, lucha por mantener su posición frente al tímido avance de la burguesía. En medio de la crisis económica, muchos ven en la religión una forma de ganarse la vida cómodamente, e incluso de enriquecerse. A consecuencia de esto, aumenta el número de eclesiásticos que entran en la iglesia sin vocación, llevados de intereses puramente materiales. En esta situación, la corrupción y la simonía se agravan. Por otra parte, al igual que la nobleza, el clero mantiene intactos sus privilegios económicos a lo largo de la época barroca.

La burguesía mantiene cierto poder económico, pero no tiene los privilegios reservados a nobleza y clero. Por esta razón, se impone entre los burgueses el deseo de llevar una vida lo más semejante posible a la de los nobles, cerca de los centros de poder, y la ambición de entrar en la nobleza a través de la compra de títulos nobiliarios.

El pueblo es el que más directamente sufre las consecuencias de la crisis. Su situación se va empeorando progresivamente a lo largo del siglo y muchos ven la emigración a las ciudades como una forma de escapar de la miseria. Debido a este movimiento migratorio el campo se despuebla, lo que agrava la difícil situación económica del estado, mientras que las ciudades se llenan de mendigos, pobres y vagabundos. En los núcleos urbanos aumenta el número de instituciones y locales que, siguiendo el ideal de caridad cristiana, se dedican a proteger a este sector de la población. Sin embargo, tales esfuerzos no son suficientes y aumenta paralelamente la delincuencia. La seguridad ciudadana en las ciudades del XVII sufre un dramático descenso que el poder intenta contrarrestar a través de la represión y severas medidas de castigo.

Situación cultural

Recordemos el profundo impacto que a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI tuvo la Reforma protestante en la vida cultural de la España del Renacimiento. Tras el Concilio de Trento (1545-1563), España se suma a la corriente contrarreformista y contempla con sospecha la producción cultural y los movimientos ideológicos europeos. Se puede hablar, por lo tanto, de aislamiento cultural. Esta situación se prolonga a lo largo del siglo XVII. La Inquisición desarrolló una fuerte labor de censura y se limitó el número de libros extranjeros que podían ser publicados en España.

En el terreno del arte, triunfa en España un movimiento de origen italiano: el Barroco. Frente a la búsqueda del equilibrio y la armonía del arte renacentista, el Barroco se caracteriza por la complicación de las formas, la irregularidad, la desmesura y lo recargado . Este estilo será el vehículo con el que los artistas y escritores del siglo XVII trataron de transmitir la nueva visión del mundo.

La literatura barroca

El Barroco refleja el clima de desilusión y desengaño propio de la época en que apareció. Por eso, entre otros, podemos destacar los siguientes temas, como algunos de las que más frecuentemente aparecen en las obras literarias del siglo XVII:

- La muerte se ve como lo único cierto y seguro en un mundo en constante cambio. Uno de los tópicos más expresivos de esta época sobre la muerte es el de la cuna y la sepultura , que viene a subrayar el hecho de que nacer significa empezar a morir.

- Las vanidades del mundo. Para el autor barroco, la vida está llena de falsedad e ilusiones. A menudo se la compara a un sueño del que despertamos en el momento de morir, o como una representación teatral, en la que todo lo que llega a nuestros sentidos parece real sin serlo. La única vida verdadera es la que nos aguarda tras la muerte.

- El paso inexorable del tiempo y la fugacidad de la vida . El hombre, de acuerdo con esta concepción de la vida, no tiene motivo para sentirse contento y satisfecho de lo que posee, ya que nada podrá llevarse al otro mundo; y tampoco debe afligirse demasiado por las desdichas, ya que no durarán eternamente. Junto a estos temas típicos de Barroco encontramos otros que se heredan del Renacimiento, aunque su tratamiento es con frecuencia distinto: más trágico, irónico o pesimista:

- El amor, por ejemplo, se trata desde puntos de vista completamente opuestos. En ocasiones aparece el concepto idealizado del amor que los autores de esta época recibieron del Renacimiento; pero también, muchas veces, el amor es para el autor barroco un sentimiento contradictorio, está lleno de trampas y engaños, y es origen de frustración y dolor.

- La crítica social. En las obras que tratan asuntos sociales se dibuja con frecuencia un cuadro realmente negro de la España de la época, donde la miseria y la pobreza aparecen por todas partes y el ser humano debe librar una continua y cruel lucha por la existencia para lograr sobrevivir.

Los géneros

La lírica se caracteriza por dividirse en dos corrientes estilísticas: el culteranismo y el conceptismo. En ambas escuelas, junto al desarrollo de las formas italianizantes que empezaron a cultivarse en el Renacimiento, los autores usan también las tradicionales y populares, como letrillas, romances o villancicos.

El Barroco es una época de gran esplendor del género dramático. Todas las clases sociales valoran y disfrutan del teatro, que se convierte así en un espectáculo de masas. La comedia barroca es una forma teatral que rompe radicalmente con la tradición clásica y que goza de gran éxito entre el público.

Dentro de la narrativa podemos destacar la evolución de la novela picaresca, que tiene un nuevo tratamiento conforme con la visión pesimista de la época. En estas obras sigue habiendo sátira, humor e ironía, pero se subrayan los aspectos más crueles y sórdidos; de igual manera, el pícaro, puede llegar a degradarse hasta el extremo de entrar de lleno en la delincuencia.

La poesía del Barroco

En el siglo XVII, los poetas intentan asombrar al lector a través del ingenio, la erudición, la inteligencia o la perfección formal. En general, se suele decir que la poesía del Barroco es difícil, y que exige un importante esfuerzo intelectual por parte del lector; Sin embargo, debemos distinguir dos tipos de composiciones:

- La poesía culta. Esta poesía se caracteriza por su complejidad de pensamiento o de lenguaje. Está escrita siguiendo las formas métricas desarrolladas en España durante el Renacimiento: sonetos, silvas, liras, tercetos encadenados, etc. Dentro de esta poesía culta existen dos tendencias líricas que después analizaremos: el culteranismo y el conceptismo.

- La poesía popular. Se caracteriza por la sencillez y la claridad formal. Para componerla los autores usaron las formas métricas propias de la lírica tradicional y popular, como el villancico castellano o el romance.

Los temas

Los temas de la lírica barroca con muy variados, y con frecuencia son los mismos que los tratados en los otros géneros:

- Poesía amorosa. Sigue la tradición petrarquista de análisis de los sentimientos del poeta enamorado, aunque en esta época se contempla de forma más amarga y pesimista, e incluso puede llegar a ser tratado con ironía y paródicamente.

- Poesía moral. De acuerdo con el espíritu de la época, la poesía grave y seria de contenido moral tiene una gran importancia durante el Barroco. Dentro de ella entran gran cantidad de subtemas, entre los cuales podemos destacar:

§ El paso del tiempo y la decadencia de todas las cosas.

§ El desengaño del mundo, que se ve como algo desordenado, caótico y falso.

- Poesía religiosa. No es raro encontrar en la España contrarreformista este tipo de poesía, en el que se expresan los conflictos espirituales del poeta y la confianza en Dios y en su bondad.

- Poesía mitológica. Como sabemos, la mitología grecolatina tuvo una gran importancia como tema de la poesía del Renacimiento. En el Barroco siguen trabajándose los antiguos mitos de acuerdo con los nuevos gustos estéticos, aunque también, al igual que sucede con el amor, se contempla a veces desde una perspectiva paródica. En general, podemos decir que los temas mitológico y amoroso han sufrido a lo largo del Renacimiento un desgaste que lleva a los autores barrocos a usarlos desde un punto de vista original y distanciador. Luis de Góngora, por ejemplo, escribió un poema sobre los amores de Hero y Leandro. La suya es una historia mítica de amor trágico, en la que Hero y Leandro son dos jóvenes amantes que tienen que verse a escondidas. Cada noche Leandro cruza nadando el estrecho del Helesponto para reunirse con su amada Hero. Para orientar a su amante, Hero enciende cada noche una hoguera en la orilla, pero una noche, un fuerte viento apaga la hoguera y Leandro muere ahogado. Veamos ahora cómo Góngora da comienzo a su historia:

Como vemos, el poema tiene un tono paródico. El poeta llama a Leandro mancebito (“muchachito”) y así lo aleja de la grandeza de la tradicional visión del personaje como “héroe amoroso”. También llama al mar con una perífrasis degradante: charco de atunes. Por otra parte, el estrecho del Helesponto (que tenía fama entre los viajeros antiguos de ser peligrosísimo) es, a los ojos de Leandro poco más de medio azumbre (el azumbre era una antigua medida que equivalía a poco más de dos litros). En conclusión: Góngora nos ofrece una visión degradada del mito, en el que el mar ha perdido su grandeza y Leandro ya no es el héroe mítico que muere por su amor, sino un jovencito un poco estúpido que ni siquiera se da cuenta de los riesgos que corre cada noche.

- Poesía satírica. Es una poesía crítica con la sociedad, en la que el poeta se burla de las costumbres de la gente o de lo que creen que está mal en su entorno. El fragmento del poema de Quevedo sobre los médicos es un buen ejemplo de ello.

La lírica culta: El culteranismo y el conceptismo

Como hemos visto antes, la lírica culta del siglo XVII se divide en dos corrientes distintas: el culteranismo y el conceptismo. Las veremos por separado y analizaremos la obra de los dos autores más importantes característicos de cada tendencia: Luis de Góngora y Francisco de Quevedo.

Luis de Góngora y el culteranismo

Por culteranismo entendemos una corriente poética del Barroco caracterizada por la búsqueda de la belleza formal del poema. Para conseguirlo, el poeta recurre a un abundante empleo de artificios formales con el fin de lograr un texto brillante, que impresiona por la hermosura de su lenguaje y sorprende por su gran alejamiento del habla coloquial. Es decir, el poeta juega con el lenguaje y lo lleva hasta los límites de sus posibilidades estéticas. El resultado es una poesía que, además de bella, resulta en ocasiones muy difícil de comprender: todo en ella está idealizado y adornado al máximo, todo está embellecido hasta el punto de que puede resultar complicado saber de qué está hablando realmente el poeta.

Para conseguir sus propósitos el poeta culterano recurre a numerosas figuras literarias, pero especialmente a las siguientes:

-Metáforas o imágenes que buscan embellecer el objeto del que está hablando el poeta. Por ejemplo, en un verso de Góngora encontramos el sintagma almenas de diamante para referirse a las montañas; en estas tres palabras hay, de hecho, dos metáforas mezcladas: en primer lugar, “montañas” = almenas, ya que se parecen en su gran altura; y por otro “nieve” = diamante, ya que se parecen en que ambos son muy brillantes bajo la luz del sol. Gracias a estas metáforas el poeta presenta al lector la imagen de las montañas como si fueran un rico y espectacular castillo de ensueño.

- Colorismo. En la poesía culterana se da mucha importancia a aquellos adjetivos que se dirigen a los sentidos, y también a sustantivos que se caracterizan por transmitir la imagen de un color (por ejemplo, nombres de flores como rosa –que nos recuerda espontáneamente el color rojo-, o lirio –el blanco-) o ideas relacionadas con la riqueza o la belleza, como el diamante del verso de Góngora del que se ha hablado antes.

- Frecuente uso de cultismos. Un cultismo es una palabra tomada directamente del latín, como purpúreo o cándido. Con ellos el autor intenta dar sonoridad al verso.

- Hipérbaton. Para intentar apartar el lenguaje poético del coloquial, el poeta cambia el orden habitual de las palabras, a veces de forma radical. La dedicatoria al Duque de Béjar de uno de los poemas más importantes de Góngora, Soledades, empieza de la siguiente manera:

En ellos encontramos un fuerte hipérbaton. El orden natural de palabras sería: Cuantos versos me dictó una dulce musa son (como los) pasos errantes de un peregrino.

- Referencias a la mitología clásica. Ya en el Renacimiento los temas mitológicos se usaban para embellecer la expresión de un sentimiento. Góngora se vale frecuentemente de estas alusiones e incluso compone un largo poema dedicado a la historia de Polifemo (unos de los cíclopes, gigantes de un solo ojo) y Galatea (una nereida, o ninfa de las aguas).

- Gusto por las estructuras correlativas, como el paralelismo.

Luis de Góngora

Luis de Góngora y Argote nació en Córdoba en 1561, en el seno de una familia noble. Estudió en Salamanca, y aunque no llegó a publicar ningún libro en vida, sus poemas corrían en copias manuscritas y gracias a su creación literaria logró adquirir un enorme prestigio. En 1616 se trasladó a Madrid, donde entró en una fuerte polémica con Francisco de Quevedo, enemigo de la corriente culterana. En Madrid vivió hasta casi el final de su vida. En 1927 regresó a Córdoba enfermo, arruinado y desengañado de la vida en la corte. Murió ese mismo año en la ciudad que le vio nacer.

La obra de Góngora se compone, como otros autores de esa época, de poesía popular y poesía culta.

La poesía popular de Góngora está escrita con métrica tradicional, es decir, versos de arte menor y estrofas también tradicionales, como el romance o la letrilla. Sus temas son variados, pero destaca el de la sátira de la sociedad. Un fragmento de una de sus letrillas, en las que se burla del poder del dinero y de los amores falsos:

La poesía culta de Góngora se compone de una colección de sonetos y varios poemas extensos. En los sonetos escribe sobre una gran variedad de temas: amorosos, satíricos, filosóficos y morales o mitológicos. De los poemas extensos podemos destacar dos:

- La Fábula de Polifemo y Galatea. Está escrito en octavas reales (estrofas de ocho versos endecasílabos con rima consonante ABABABCC). Es un poema de tema mitológico que narra la historia de amor del cíclope Polifemo y la ninfa Galatea.

- Las Soledades. Se trata de un poema simbólico con el que Góngora quería representar las cuatro edades del hombre (infancia, juventud, madurez y vejez). La intención de Góngora era, por lo tanto, redactar el poema en cuatro partes, pero de hecho, sólo le dio tiempo a escribir la primera y gran parte de la segunda. Está escrito en silvas (estrofa de un número indeterminado de versos heptasílabos y endecasílabos que riman libremente en consonante).

Francisco de Quevedo y el conceptismo

Así como el culteranismo intenta crear un mundo de belleza mediante el uso artístico del lenguaje, el propósito del conceptismo es admirar al lector proponiéndole ingeniosas asociaciones de ideas. El resultado es una poesía que, con frecuencia, también resulta bastante difícil de entender debido a que en ella los significados y las relaciones entre conceptos se multiplican. Así pues, el poeta conceptista juega con el lenguaje y lo lleva al límite de sus posibilidades significativas. Para ello, el poeta conceptista se sirve también de numerosos recursos estilísticos.

Entre ellos, debemos destacar los siguientes:

- Recursos estilísticos que utilizan palabras o expresiones de sentido contrario, como la antítesis, la paradoja y el oxímoron.

§ La antítesis es una contraposición de actitudes, acciones o conceptos contrarios.

§ La paradoja consiste en emplear expresiones o frases que implican una contradicción.

§ El oxímoron es semejante a la paradoja, pero se caracteriza por encontrarse en una sola expresión.

Estas tres figuras de significado son muy utilizadas en la poesía conceptista porque obligan al lector a “detener” la lectura del poema y reflexionar sobre las contradicciones que en él aparecen. Esto le obliga a pensar en el sentido metafórico del poema para resolverlas antes de seguir adelante.

- Dilogías. Consiste en emplear palabras con más de un significado, generalmente, con propósito irónico. En el siguiente ejemplo, Quevedo, hablando de alguien que acaba de salir de la cárcel, juega con los dos significados de la palabra cardenal (“religioso de alta jerarquía” y “marca que deja en la piel un golpe”): Salió de la cárcel con tanta honra, que le acompañaron doscientos cardenales.

-Con el mismo propósito irónico, se utilizan con frecuencia el calambur y otros juegos de palabras. Por ejemplo, hay una anécdota –posiblemente falsa- según la cual Quevedo hizo apostó con unos amigos que sería capaz de llamar coja a la reina Isabel de Borbón (esposa de Felipe IV y coja realmente) a la cara. Según la historia, Quevedo se presentó a la reina con dos ramos de flores, uno de claveles blancos, y otro de rosas rojas, se los entregó y le dijo: Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja (=es coja).

- También son muy usadas las metáforas. Con ellas frecuentemente se da una visión degradada de la realidad, o se subraya el paso del tiempo. Por ejemplo, hablando de su propia vida, Quevedo afirma que fue sueño ayer, mañana será tierra.

-Los autores conceptistas usan también frecuentemente los neologismos llamativos o extravagantes (creaciones léxicas formadas por medio de composición o derivación), como naricísimo, archipobre o soplavivo.

- Encontramos numerosas hipérboles, especialmente con función satírica o degradante. Por ejemplo, burlándose del tamaño de la nariz de Góngora, Quevedo escribió un poema que empieza: Érase un hombre a una nariz pegado…

Francisco de Quevedo

Francisco de Quevedo y Villegas nació en Madrid en 1580, en una familia de ascendencia noble. Fue un hombre de grandes capacidades intelectuales. Estudió en la universidad de Alcalá de Henares y siempre perteneció al círculo cortesano desempeñando diversos trabajos de responsabilidad para el Duque de Osuna (valido de Felipe III), y viajando en misiones diplomáticas por el extranjero. Tenía un carácter difícil, atormentado, crítico y muy independiente, lo que le llevó a numerosos conflictos con personajes relevantes de la época, incluido el Conde-Duque de Olivares. A consecuencia de sus enfrentamientos aparecieron varias denuncias contra su persona y todo acabó con su arresto, la confiscación de sus libros y tres años de encierro en León. Fue liberado en 1643, pero para entonces ya estaba gravemente enfermo, por lo que renunció a la vida en la corte y se retiró a sus propiedades en Torre de Juan Abad (Ciudad Real). Quevedo murió dos años más tarde, en 1645.

Quevedo tiene una obra numerosísima, en prosa y en verso. En prosa destaca su novela El Buscón, obra que sigue el estilo de la novela picaresca, aunque adaptado a la visión del mundo del Barroco; así, el estilo conceptista es usado por Quevedo para hacer una crítica de la sociedad mucho más agresiva y grotesca que, por ejemplo, en el Lazarillo de Tormes. Además, el protagonista no evoluciona psicológicamente, ni se nos muestra la formación del carácter del pícaro desde la infancia. Además de esta novela, Quevedo tiene una serie de textos en prosa titulados Sueños, terriblemente críticos con la sociedad de la época. Estos textos, a la vez que profundamente humorísticos, muestran la visión del mundo pesimista y desengañada propia del Barroco.

Como poeta, en su abundante obra encontramos todos los temas característicos del Barroco. Su obra en verso puede dividirse de acuerdo a los temas en:

1. Poesía filosófica y moral. En ella aborda los temas de la muerte y el paso del tiempo característicos de la época.

2. Poesía política. Se observa en estos poemas una fuerte crítica a la realidad política y social de la España del momento.

3. Poesía amorosa. El tema del amor en Quevedo ofrece muchísimos aspectos que van desde la idealización de la amada típica del Renacimiento a la expresión de la frustración o el dolor que conlleva este sentimiento.

4. Poesía satírico-burlesca. En estas composiciones la sátira se extiende a cualquier tema: los oficios, las costumbres, la lírica culterana (de la que se declaraba un mortal enemigo), algunas personas concretas (como el mismo Góngora), la política (lo que le creó muchos y poderosos enemigos, y por lo cual fue encarcelado), etc. La poesía satírica de Quevedo brilla por su poderosa originalidad, por su increíble inventiva lingüística y por la crudeza –e incluso crueldad- a la que llevó en ocasiones sus burlas.

El teatro del Barroco

Si hay algún género literario del que podamos decir que fue verdaderamente popular en la España del siglo XVII, este fue, sin duda alguna, el género dramático: un verdadero espectáculo de masas que atraía a espectadores de todas las clases sociales.

Desde finales del siglo anterior, el teatro tuvo un increíble desarrollo que durante la primera mitad del XVII acabó con la creación de la comedia nacional, una forma de escritura teatral creada por Lope de Vega que fue seguida e imitada por una gran cantidad de escritores que se esforzaban por complacer los gustos de un público que no paraba de exigir nuevas obras.

Los corrales de comedias

Hasta finales del siglo XVI no había en España espacios destinados especialmente para las representaciones teatrales. Con el tiempo, en las ciudades empezaron a aparecer espacios fijos con este fin denominados corrales de comedias. En general, eran patios interiores de casas que se transformaban para realizar las representaciones. Eran gestionados por cofradías religiosas, y gran parte de sus ingresos se destinaban a obras de caridad, como hospitales y hospicios.

La distribución de los espectadores en los distintos lugares del corral de comedias seguía un doble criterio: de sexo y de posición social. Así, las ventanas de los edificios servían de palcos y recibían distintos nombres: desvanes las que estaban en los pisos más altos y aposentos los que estaban en los más bajos. Estos “palcos” los ocupaban los miembros de la nobleza o burgueses ricos. Las gradas estaban al nivel del suelo, y rodeaban el patio. El espacio se dividía en dos zonas: la más cercana al escenario tenía unos bancos llamados lunetas, y la parte más alejada del escenario estaba ocupada por espectadores que veían la representación de pie, los llamados mosqueteros. Tanto las “lunetas” como la parte del corral más alejada del escenario estaban ocupados por las clases populares. En cuanto a las mujeres, ocupaban un espacio llamado cazuela, que se encontraba en la parte posterior del corral.

El escenario era muy sencillo, casi sin ninguna clase de decoración, por lo que los dramaturgos tenían que dejar claro dónde se hallaban los personajes a través de sus propias réplicas A la puerta del corral de comedias había personas encargadas por las cofradías religiosas para cobrar las entradas. Otro personaje habitual en el corral de comedias era el alojero, que vendía a los espectadores frutas, agua y otras bebidas, ya que las representaciones solían ser muy largas. Estas empezaban muy pronto con el propósito de que los espectáculos acabaran antes de la puesta del sol para evitar problemas de seguridad: hay que recordar que las ciudades de aquella época, y en especial Madrid, eran muy peligrosas por la noche.

La comedia nacional

El teatro español del Siglo de Oro se caracteriza principalmente por romper con la rigidez de las reglas del teatro clásico. Lope de Vega está considerado como el creador de esta nueva fórmula teatral, cuyas características expuso en un poema llamado Arte nuevo de hacer comedias.

Las características generales de este nuevo teatro son las siguientes:

Unidades. Tal vez la característica más llamativa del arte nuevo que definió Lope sea que rompió con las convenciones del teatro clásico. De acuerdo con la tradición clásica, las obras de teatro debían mantener la unidad de acción (debía existir solo una acción), tiempo (la acción debía transcurrir en un día) y lugar (la acción debía tener lugar en un solo escenario); las obras dramáticas del siglo XVII español, por su parte, son mucho más libres en cuanto a estas reglas, y lo habitual es que la acción se prolongue mucho en el tiempo y transcurra en escenarios muy variados y a menudo muy alejados entre sí. En cuanto a la unidad de acción, en ocasiones se presentaban en una misma obra dos acciones simultáneas que acaban mezclándose en una sola.

Estructura . A diferencia del teatro clásico, la comedia barroca se estructuraba en tres actos (a menudo llamados jornadas), repartiéndose el argumento entre ellos de la siguiente manera:

1. Acto primero (exposición): se presentan a los personajes y se plantea el conflicto.

2. Acto segundo (nudo): el conflicto se complica y se vuelve más complejo.

3. Acto tercero (desenlace): el conflicto se resuelve.

En general, la acción se reparte entre las diferentes jornadas de manera que la atención del espectador se atraiga al principio con un acontecimiento que despierte su interés y después se mantenga a lo largo de toda la obra hasta llegar al desenlace final.

Temática . Los temas más frecuentemente llevados a escena eran el amor y el honor, conflictos relativos a la honra de alguno de los personajes que a menudo se resuelven a través de la violencia. Al contrario de lo que era preceptivo en la dramaturgia clásica- podía mezclarse lo trágico y lo cómico en una misma obra, dando lugar a la llamada tragicomedia. Estos dos temas principales –el amor y el honor- podían ser planteados a través de los más variados conflictos, y el autor dramático recurría a una gran variedad de fuentes para crear su comedia. Así, había comedias religiosas (inspiradas en episodios de la Biblia o en vidas de santos), mitológicas, históricas (en las que se ponían en escena personajes y episodios del pasado español), pastoriles (con pastores idealizados y conflictos amorosos), de enredo (donde un argumento, generalmente amoroso, se complica increíblemente, dando lugar a equívocos y situaciones muy cómicas), de capa y espada (donde se mostraban conflictos de honra), etc.

Propósito . Según el Arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega, el propósito de la obra debe ser, sobre todo, divertir al público. Para ello debía retratar fielmente las costumbres del momento.

Personajes . Los personajes más habituales en la comedia española del siglo de Oro eran los siguientes:

1. El galán. joven generalmente de origen noble que posee las virtudes mejor valoradas en la época: el honor, la valentía, la generosidad, etc.

2. El gracioso. Suele ser el criado del galán y representa su contrapunto cómico.

3. La dama. Enamorada del galán, sus mayores cualidades son su belleza y virtud.

Estilo . Las obras están escritas en verso y en una considerable variedad métrica (romance, décima, soneto, lira, octava, etc.) que, de acuerdo con los consejos de Lope de Vega se corresponde con los contenidos del discurso y la naturaleza del personaje. El lenguaje, en general, es claro y sencillo.

Autores. Muchos son los dramaturgos del Barroco cuyo nombre ha pasado a la historia de las letras españolas: Guillén de Castro, Juan Ruiz de Alarcón, Luis Vélez de Guevara, Antonio Mira de Amescua, Rojas Zorrilla, Agustín Moreto… pero entre todos ellos, tres son los que destacan por la perfección, belleza y profundidad de sus obras. Tres autores que han ejercido una poderosa influencia sobre muchos dramaturgos posteriores y cuyas obras se leen y se representan aún hoy en día con gran éxito de público.

Lope de Vega y Carpio

Lope de Vega nació en 1562, en el seno de una familia humilde. Curso estudios en Alcalá y en Salamanca. Desde niño se sintió atraído por las letras y destacó en su habilidad para escribir versos. Hombre de carácter apasionado, su vida está llena de episodios sentimentales que fueron la inspiración de buena parte de su producción literaria; en general, Lope de Vega fue uno de esos escritores que trasladaron literariamente su vida en su integridad. La muerte de Juana Guardo (su segunda esposa) le sumió en una fuerte crisis espiritual que le hizo volcarse en la religión, acabar ordenado de sacerdote y escribir una poesía de carácter fuertemente religioso y autobiográfico. Durante los últimos años de su vida, tuvo una relación con la actriz Marta de Nevares, que murió ciega y con problemas mentales, y a la que dedicó su ciclo de novelas breves Novelas a Marcia Leonarda. Lope de Vega murió en Madrid en 1635; su entierro fue uno de los más multitudinarios de su época, y testimonio del afecto y la estimación que disfrutaba su obra entre el público de todas las clases sociales.

Lope, de acuerdo con sus propias ideas sobre el teatro, expuestas en su Arte nuevo de hacer comedias, supo conectar psicológicamente tanto con el pueblo llano como con las clases privilegiadas, ganándose el aplauso de todos. En sus obras podemos rastrear las preocupaciones y los ideales colectivos de la España del siglo XVII. No está claro cuántas obras de teatro escribió (además de su obra en prosa y su poesía), ya que a veces se dijeron que eran suyas obras de otros autores, y en otras existen dudas sobre su autoría. En cualquier caso, la cifra más pequeña supera el increíble número de trescientas comedias.

Resulta difícil, dada la amplitud de su obra, organizarla en torno a unos pocos grupos temáticos, pero a grandes rasgos, podemos clasificar su teatro en:

1. Comedias históricas: Ponen en escena acontecimientos del pasado español, de las que trata de extraer alguna lección moralizante para los tiempos presentes. Alguna de las obras más representativas de Lope pertenece a este grupo:El mejor alcalde, el rey; Peribañez y el comendador de Ocaña; Fuenteovejuna, etc.

2. Comedias religiosas: Se inspiran en temas de la Biblia o teológicos; estaban destinadas a fomentar el fervor religioso entre sus espectadores. Entre ellos debemos contar algunos autos sacramentales, subgénero dramático en un solo acto con personajes alegóricos.

3. Comedias de enredo amoroso y de capa y espada : obras de intriga compleja y ambiente urbano, en la que a menudo dos amantes deben recurrir a engaños y estratagemas para realizar su amor. Algunas obras de este grupo son La dama boba o El perro del hortelano.

4. Comedias pastoriles y novelescas: De tema esencialmente amoroso, recogen el ambiente y los personajes de la novela idealista del renacimiento, por ejemplo: El castigo sin venganza o El villano en su rincón.

Al margen del amor, el honor es una de las constantes del teatro lopesco. El tema del honor le vale a Lope para analizar, por ejemplo, las relaciones entre el individuo y la sociedad, a menudo condicionadas por el abuso de poder del más fuerte, y en el que la figura del rey viene a desempeñar un papel de restaurador de la justicia y del orden social.

Tirso de Molina

Su verdadero nombre era Gabriel Téllez. Nació en Madrid en 1579. Conoció a Lope de Vega, del que se declara seguidor, en la universidad de Alcalá. Con veintiún años ingresó en el convento de la Merced, y algunos años más tarde, se ordenó de sacerdote. Viajó a América, a Santo Domingo, en 1616, donde ejerció de profesor e intervino en asuntos de su orden. A su regreso a España publica sus obras dramáticas, lo que le valió un castigo por parte de la Junta de Reformación, creada por el Conde-Duque de Olivares, por escribir comedias profanas que, supuestamente, atentaban contra las buenas costumbres. A pesar de la prohibición, Tirso siguió escribiendo. Fue nombrado cronista general de su orden. Murió en 1648.

Tirso de Molina sigue, en líneas generales, las ideas de Lope sobre el teatro, aunque sin renunciar a su personalidad creadora. Alguna de las características peculiares de sus comedias es:

1. Mayor libertad con las unidades de tiempo y espacio.

2. Interés en dotar a sus personajes de profundidad psicológica.

3. Cierto didactismo que seguía la doctrina horaciana del “enseñar deleitando”.

4. Dio considerable importancia a la figura del gracioso, y sus obras están salpicadas de situaciones de gran comicidad, incluso en escenas de profundo sentido trágico.

5. Los personajes femeninos cobran extraordinaria importancia en sus comedias, adquiriendo un fuerte protagonismo y mostrando un carácter fuerte y decidido.

Podemos clasificar a grandes rasgos las obras de Tirso de Molina en estos grupos:

I. Comedias de enredo: Algunas de ellas se cuentan entre las más divertidas de nuestro teatro del siglo XVII, como El vergonzoso en palacio o Don Gil de las calzas verdes.

II. Obras de tema bíblico o bibliográfico (vidas de santos): El condenado por desconfiado.

III. Obras de argumento histórico: al igual que en la obra Fuenteovejuna, de Lope de Vega, muestra casos de mal uso del poder.

De entre todas las obras destaca El burlador de Sevilla y convidado de piedra , obra de extraordinaria influencia en la literatura posterior por la creación del tipo literario del Don Juan: seductor de mujeres, ajeno a cualquier norma moral y confiado en que siempre tendrá tiempo para arrepentirse de sus numerosos pecados. El final de la obra es de gran efectividad dramática; en ella, Don Juan, que por burla había invitado a cenar a la estatua que decora la tumba de un hombre que ha matado, recibe en su casa, contra todo pronóstico, a su “convidado de piedra”. Las leyes del honor le obligan a aceptar la invitación que a cambio este le ofrece de repetir la cena al lado de su sepulcro. Finalmente, Don Juan es arrastrado por la estatua al infierno y muere sin confesión.

Calderón de la Barca

Nació en Madrid en 1600. Era de familia hidalga (baja nobleza) y recibió una esmerada educación en un colegio de jesuitas. Estudió en Alcalá y en Salamanca. En principio estaba destinado por su padre a ser sacerdote, pero abandonó la religión por el ejército y participó en varias campañas bélicas. En 1636 Felipe IV le nombra caballero de la Orden de Santiago. La muerte de dos de sus hermanos le hizo caer en una crisis que le inclinaría de nuevo hacia la religión, ordenándose sacerdote en 1651.Con el tiempo llegó a ser capellán mayor del rey Carlos II. Al igual que Tirso, no todo el mundo veía con buenos ojos que un sacerdote escribiera comedias, si bien no dejo de hacerlo hasta el final de su vida. Murió en Madrid, en 1681.

El teatro calderoniano está considerado como la culminación barroca del modelo teatral creado por Lope de Vega. Algunas de sus características destacables son:

1. Temática: se hace más compleja y sus obras abordan problemas de naturaleza filosófica y religiosa. Algunos de los temas fundamentales de sus obras son el desengaño, el honor, la libertad, la muerte, el destino y el libre albedrío del hombre.

2. Lenguaje: Para Calderón la belleza formal de sus creaciones era fundamental, por lo que emplea abundantes recursos estilísticos.

3. Personajes: se reduce el número de personajes, y en muchos casos estos muestran conflictos interiores que le permiten al autor explorar sus preocupaciones filosóficas y morales.

4. Escenificación: Calderón concedió mucha importancia tanto a la escenografía como a la música que habían de acompañar las representaciones de sus obras, por lo que ensayó, con la ayuda de escenógrafos españoles y extranjeros, puestas en escena innovadoras y técnicamente complejas. En este sentido, el apoyo del rey y de la corte fue decisivo para lograr poner en marcha sus proyectos.

Calderón escribió fundamentalmente tres subgéneros teatrales:

I. Dramas (El alcalde de Zalamea, La vida es sueño): obras de gran profundidad filosófica.

II. Comedias (La dama duende): obras de enredo de temática amorosa.

III. Autos sacramentales (El gran teatro del mundo): obras alegóricas que ilustran dogmas religiosos o morales.

La vida es sueño . El protagonista, Segismundo, un hombre que al principio de la obra se nos aparece encerrado en una torre en medio del bosque desde su nacimiento, sin saber cuáles son los motivos de su prisión. En realidad, es el único hijo del rey Basilio de Polonia, un hombre ya anciano. Basilio, además de rey, es un eminente astrólogo, y al nacer Segismundo vio en las estrellas que sería un rey tirano y cruel, por lo que decidió encerrarlo. Sin embargo, Basilio, sabiendo que no le queda mucho tiempo de vida, decide darle una oportunidad. Para ello, recurre al siguiente engaño: dormirán a Segismundo con unas hierbas y lo llevarán al palacio; una vez allí, todo el mundo se comportará como si Segismundo siempre hubiera sido el rey de Polonia, y si pregunta por su prisión, le dirán que fue solo un sueño. Así lo hacen, y Segismundo, al verse en libertad y con gran poder, actúa de una manera monstruosa y despótica, por lo que Basilio decide dormirlo de nuevo y devolverlo a la cárcel. Esta vez le dicen que lo que fue un sueño, es su vida en palacio. Sin embargo, todo cambia a partir de entonces. El pueblo sabe que Segismundo es el legítimo heredero de Basilio y lo saca de la cárcel. Segismundo reúne un ejército para enfrentarse a su propio padre, pero cuando consigue vencerle, se pone de rodillas ante Basilio, dispuesto a aceptar su castigo por haberse levantado contra su señor. Basilio entonces comprende que Segismundo ha recapacitado, que ha comprendido cómo hacer buen uso de su libertad, y le autoriza a convertirse en su sucesor y llevar la corona de Polonia.

La prosa del barroco

Gran parte de los géneros narrativos del siglo XVI prácticamente desaparecen en el XVII: libros de caballerías, novelas pastoriles, etc. Sin embargo, otros, como la novela picaresca, alcanzaron gran importancia. También adquiere gran relevancia la novela corta a la italiana, tras la publicación de las Novelas Ejemplares de Cervantes en 1613. Por otra parte, destacan los libros didácticos, muy numerosos en este siglo y de temas muy variados: historia, política, religión, filosofía, moral, estética, economía…

En el siglo XVII, como ya dijimos, se escriben numerosas novelas picarescas que, en mayor o menor medida, siguen el modelo establecido por el Lazarillo de Tormes, recurriendo a la narración autobiográfica, los viajes, los diversos amos a los que sirve el pícaro, el retrato de la grave situación social de las ciudades españolas, el deseo del pícaro de ascender en la escala social, etc. Sin embargo, existen algunas diferencias significativas entre la novela picaresca del XVI y la del XVII.:

1. La trama de la novela picaresca del XVII se llena de discursos moralizantes que frenan la acción.

2. La fina ironía de la picaresca del XVI se convierte en el XVII en una visión desolada y pesimista de la sociedad.

3. El realismo del Lazarillo se transforma en deformación.

Las principales novelas picarescas del siglo XVII son el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán y El Buscón de Francisco de Quevedo .

El Guzmán de Alfarache , de Mateo Alemán, fue publicado en dos volúmenes, el primero en 1599 y el segundo en 1604. Su autor tuvo una vida difícil, estuvo varias veces en la cárcel, emigró finalmente a México junto a su amante y allí debió de morir. El libro fue un éxito desde su publicación y su importancia fue muy grande para el desarrollo posterior de la novela. De hecho, fue muy leída durante los siglos XVII y XVIII en Francia y en Inglaterra. Tiene un argumento típicamente picaresco: Guzmanillo, hijo de un mercader tramposo y afeminado y de una mujer adúltera, llega a ser consumado ladrón, se arrepiente y vuelve a reincidir en diversas ocasiones en una sucesión de estafas, fraudes y trampas, para terminar condenado a galeras. Allí de nuevo se arrepiente y dice que escribe su vida a modo de advertencia sobre lo que no debería hacerse.

La prosa de Lope de Vega

Lope de Vega escribió diversas obras en prosa atendiendo a distintos modelos narrativos. Entre ellas podemos destacar un libro pastoril,La Arcadia (1598); una novela de aventuras, El peregrino en su patria (1604); y cuatro novelas cortas al modo italiano que dedicó a Marta Nevares, su último amor, Novelas a Marcia Leonarda (1621-1624).

Es interesante La Dorotea (1632), por su relación con La Celestina: al igual que ésta, es una extensa obra dialogada, escrita para ser leída. La Dorotea, como otros escritos del final de su vida, está dominada por la amargura, la decepción y la melancolía. Lope, ya anciano, rememora episodios de su biografía, uniendo presente y pasado, literatura y vida.

Baltasar Gracián

Nació en Belmonte de Calatayud (Zaragoza) en 1601. Desde muy joven formó parte de la Compañía de Jesús y fue profesor en diversos centros de su orden religiosa.

En Huesca se hizo amigo del mecenas Juan de Lastanosa, quien pagó la publicación de sus obras. Su condición de escritor le causó graves problemas dentro de la Compañía de Jesús. Sufrió diversas penalizaciones y, en el último año de su vida, se le prohibió escribir. Murió en 1658 en Tarazona (Zaragoza).

Toda su obra fue escrita en prosa con una finalidad didáctica y moral. El héroe (1637) presenta mediante aforismos las virtudes que debe poseer un gobernante. El discreto (1646) y Oráculo manual y arte de prudencia (1647) exponen las normas de conducta que han de guiar a un individuo. Agudeza y arte de ingenio (1648) es un tratado sobre artificios literarios. El Criticón (1651-1657) es su obra maestra. En esta extensa novela, que anticipa la novela filosófica del siglo XVIII, dos personajes transitan por distintos lugares y aprenden a desconfiar de las apariencias en una búsqueda incansable de la sabiduría y de la virtud.

Su prosa es muy intensa y concentrada. Se caracteriza por la frase corta, en la que abundan las antítesis y los juegos de palabras. Las palabras suelen contener diversos significados, tanto en sí mismas como en relación con los otros vocablos de la frase.

Podemos considerar a Gracián, por lo tanto, como uno de los máximos exponentes, junto a Quevedo, de la prosa conceptista. Su obra está escrita para un lector que se esfuerce en descifrar el concepto:La verdad, cuanto más dificultosa, es más agradable, y el conocimiento que cuesta es más estimado.

El pensamiento de Gracián es pesimista. El mundo es engañoso, el hombre es un ser débil, miserable y, con frecuencia, malicioso. Muchos de sus escritos pretenden dar al lector recursos para que puedan esquivar las trampas de sus semejantes y dominar para no ser dominado. Lo esencial es que sean los otros los que dependan de ti y no viceversa: Más se saca de la dependencia que la cortesía: vuelve luego las espaldas a la fuente el satisfecho, y la naranja exprimida cae del oro al lodo .